Día 1-2: Bangkok

¡La emocionante Bangkok fue mi primera parada en Tailandia! Después de aterrizar en el aeropuerto internacional Suvarnabhumi, me sumergí en la bulliciosa vida de la ciudad. Desde los magníficos templos como el Wat Pho y el Gran Palacio, hasta los animados mercados como el de Chatuchak, cada rincón de Bangkok ofrece una experiencia única. ¡No te pierdas un paseo en barco por los canales (khlongs) para ver la ciudad desde una perspectiva diferente!

Día 3-5: Islas del Golfo (Koh Tao, Koh Phangan y Koh Samui)

Después de la intensidad de Bangkok, me dirigí a las tranquilas islas del golfo de Tailandia: Koh Tao, Koh Phangan y Koh Samui. Desde Bangkok, tomé un vuelo corto hacia la isla de Koh Samui y desde allí, ferry a las otras islas. En Koh Tao, disfruté de buceo y snorkel en aguas cristalinas llenas de vida marina. En Koh Phangan, me relajé en sus playas de ensueño y asistí a la famosa fiesta de luna llena en Haad Rin. Finalmente, en Koh Samui, exploré sus templos budistas y me entregué a la serenidad de sus playas.

Día 6-7: Chiang Mai

Desde las islas, volé a la vibrante ciudad de Chiang Mai, en el norte de Tailandia. Aquí, me sumergí en la rica cultura del país visitando templos históricos como el Wat Phra That Doi Suthep y el Wat Chedi Luang. No puedes perderte un paseo en elefante por la jungla o una visita al mercado nocturno de Chiang Mai, donde encontrarás una variedad de deliciosos platos callejeros y artesanías locales.

Día 8-9: Chiang Rai

Mi siguiente parada fue la encantadora ciudad de Chiang Rai, famosa por el Templo Blanco (Wat Rong Khun). Desde Chiang Mai, tomé un autobús que me llevó a través de pintorescos paisajes hasta Chiang Rai. Además del Templo Blanco, visité el singular Templo Azul (Wat Rong Suea Ten) y exploré las tribus de las colinas en los alrededores. También hice una excursión a la famosa Casa Negra (Baan Dam), una obra de arte única en medio de la naturaleza.

Día 10: Regreso a Bangkok

Mi último día en Tailandia fue un viaje de regreso a Bangkok. Pasé el día explorando los últimos rincones de la ciudad, probando más delicias culinarias y haciendo algunas compras de último minuto en los mercados locales. Fue el final perfecto para mi increíble aventura tailandesa.